En la península de Yucatán, en el estado de Quintana Roo, justo en la frontera con Belice, se encuentra una de las maravillas naturales más impresionantes de México: la Laguna de Bacalar.
Según algunas fuentes, los mayas describieron este lugar como el sitio donde se creó el cielo. Este lago de agua dulce resplandeciente con una gama de colores es más conocido como La Laguna de los Siete Colores. Los colores del agua del lago varían del esmeralda al azul claro, pasando por el turquesa. En la variación del color del agua influyen las diferencias de profundidad de la laguna. La ciudad de Bacalar se encuentra a orillas de la laguna.
El lago de Bacalar es la segunda masa de agua dulce más grande de México, cediendo el primer puesto al lago de Chapala, en Ajijic, estado de Jalisco.
Bacalar está relativamente lejos de la mayoría de las atracciones de Yucatán, pero sin duda merece la pena dedicarle tiempo, ya que sigue ofreciendo una auténtica experiencia mexicana que probablemente desaparecerá en un futuro próximo. Combinando varias joyas históricas con un entorno natural maravillosamente virgen, este es el destino perfecto para aquellos que buscan una experiencia mexicana más local.
OTRAS FORMAS DE VER LA LAGUNA DE BACALAR
EMBARCADEROS PÚBLICOS:
Hay al menos 4 muelles públicos ubicados en el pueblo de Bacalar que le permiten disfrutar de las vistas con poco o ningún costo adicional. En la caseta de turismo de la plaza principal te darán un mapa con las zonas abiertas al público.
EN KAYAK O STAND UP PADDLE:
Hay algunas opciones ecológicas en Bacalar, como Veleando Ando, que ofrece alquileres por hora para los viajeros activos, y los hostales/hoteles suelen tener también alquileres o al menos algún tipo de conexión en la ciudad para sus huéspedes.
RESTAURANTES Y HOTELES FRENTE AL MAR:
Si has conseguido un hotel con muelle privado, ¡bien por ti! También hay restaurantes, bares e incluso un pequeño parque acuático (Balneario Ejidal Mágico Bacalar) para los que quieran pasar el día junto al agua. La Playita tiene un gran patio frente al mar, aunque no podemos dar fe de la comida, ya que sólo nos detuvimos para tomar una copa.